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9 de febrero de 2012

Quintetos sobre evidencias



El mar, el cielo, fuerzas sin fatiga,
Concurren bajo luz serenadora.
Sólo soy yo en la tarde el fatigado.

Jorge Guillén. De El cuento de nunca acabar


Son de todos las riquezas mayores las que algunos
No divisan en sitios como éste: la librería de viejos
Que alguien puso sobre pasos cansinos y acalorados.
Febrero en Buenos Aires sólo puede ofrecer brisas
Como ésta: Guillén Jorge -¡el cántico lo lleva el aire!-.

El poeta de evidencias nos arrastra con su mirada
Como quien encañona una presa sólo por verla
Iluminarla de digna creación contemplarla en otra
Balaustrada (diversos son rostros y nombres de Adán
Y por descifrarlos albrician gloria y prodigios).

La luz fecunda el día: es su evidencia clara y rotunda.
La noche se demuestra con la luna aún mancha fugitiva
Tras cortinas y celajes. El hombre entonces ¿cuál
Será la gota con que horade la piedra y su horizonte
El tiempo? El amor sin duda don Jorge: el amor.

Pero la memoria -esta edición farragosa y agotada
Esta fatiga de la vida naturalmente extensa o aún
Quien angosta toda realidad en competencia- falla:
Vuelve atrás con frecuencia borrando y diluye lija
En franca dispersión. ¡Cuenta sólo quien cuenta!

El relato varía eternamente como cambian apariencias
Terrenas del alba hasta la noche. Las miradas
Son múltiples infinitos los lectores y quien repite
Vuelve a traducir creación o alteración del molde:
La realidad es líquida la palabra semeja el agua.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Uyyy! esto ha sido un verdadero hallazgo.

Mis cordiales saludos

Carlos Enrique Cartolano dijo...

Gracias por la compañía, Adelfa! Seguimos leyéndonos.