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2 de septiembre de 2012

La espada






Antonio cifra el verso con rezagos él sobrevive
De cuanto resta dispone del amor inmerecido:
Él desayuna en cópulas del vino su dios amargo.
Después tras confusión la reina sólo se aproxima
Y suma lágrimas a vacuas palabras derramadas.

Ni griego ni del Nilo él es romano parece brillar
Su fortaleza desde la fama y el nombre del tutor
Pero el suicidio no oculta su egoísmo ¡Qué poco
Importa el falo si muere la mirada y qué pobre
Este acero cuando expira su dulce empuñadura! 

© Carlos Enrique Cartolano. De Leyes, 2012

Ilustración: Anicet Charles Gabriel Lemonnier

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